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La Euro calderilla, en peligro de extinción

Ni la idea es nueva, ni su práctica es inexistente: finlandeses y holandeses ya han puesto en práctica el redondeo para sacar de circulación a las monedas de uno y dos céntimos. Le llaman «redondeo sueco» y a pesar de que los precios están marcados con precisión 0,01 se redondea hacia múltiplos de cinco: las sumas terminadas en 0,01, 0,02, 0,06 y 0,07 son redondeadas hacia abajo mientras que las terminadas en 0,03, 0,04, 0,08 y 0,09, hacia arriba. En Holanda y Finlandia la calderilla de uno y dos céntimos existe —Bruselas obliga—, pero en la práctica se usan como objetos de colección.

No sorprende, entonces, que la Comisión Europea (CE) se plantee oficialmente el retiro de circulación de las monedas de uno y dos céntimos. Entre las numerosas razones se encuentra el hecho de que los costes de producción superan su valor y han provocado unas perdidas que han llegado a acumular 1.400 millones de euros desde 2002. Pero los miedos amenazan, sobretodo: el riesgo —y la imagen— de inflación y el redondeo en los precios.

La CE sugiere varios escenarios además de la simple retirada de las monedas, por ejemplo: mantener la situación actual o seguir acuñándolas pero a un coste más reducido o dejar de emitirlas pero permitir que se sigan utilizando. Según Bruselas, «la Comisión no tiene ninguna preferencia por ninguno de los cuatro escenarios en este momento» y en palabras del comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, «vamos a proseguir esta discusión con los afectados y los Estados miembros y veremos si emerge una preferencia clara en la que basar una propuesta legislativa».

Tras varias reuniones, la CE concluyó que «la producción de monedas de uno y dos céntimos es claramente una actividad que genera pérdidas para la Eurozona» y que los ciudadanos «las manejan como piezas sin valor y no las reintroducen en los canales de pago. Un dato: desde enero de 2002, los países de la Eurozona han acuñado más de 45.800 millones de monedas de uno y dos céntimos, el equivalente a 137 monedas per cápita.

El debate abierto por Bruselas entre ciudadanos e instituciones incluye incluso la alternativa del implantar fórmulas de redondeo, como el «redondeo sueco». Una opción, quizás la menos radical de eliminarlas. Pero la decisión tiene que provenir finalmente del Banco Central Europeo (BCE) ya que es el BCE quien autoriza la emisión de moneda —el gasto y la fabricación corre a cargo de de los distintos Estados—. Un tema colateral, pero importante, son las formas de pago. Y es que el debate se realiza en un contexto en el que los pagos en metálico son cada vez menos frecuentes: el Bitcoin, las tarjetas de crédito, pagos con el teléfono móvil, paypal, etcétera han modificado desde hace años la forma de consumo y son parte del análisis que está realizando la CE. Pero el miedo al alza en los pagos en metálico, es una realidad que frena al Ejecutivo europeo a la hora de tomar alguna decisión.

Es importante también recordar que a diferencia de los billetes, una persona puede negarse a recibir más de cincuenta monedas como pago. En el caso de los billetes también hay límites: desde noviembre está prohibido realizar pagos en efectivo de más de 2.500 euros entre particulares y empresas —para evitar el fraude fiscal— y en algunos organismos públicos han comenzado a prohibir el pago en metálico para ahorrar costes. La eliminación de las monedas de uno y dos céntimos son también parte del fenómeno de reemplazar el metálico por dinero plástico, telefónico o por el ciberdinero (Bitcoin). Tanto el Parlamento Europeo como el Consejo instaron a Rehn a sopesar la posibilidad de detener la fabricación de las monedas de cobre, especialmente ahora cuando el precio de los metales que componen la moneda —hierro por dentro, cobre por fuera— es mayor que el valor nominal de la misma. A la pérdida de los mencionados 1.400 millones de euros hay que sumar los altos costos de distribuir las monedas en los comercios, una actividad que es asumida por el propio Banco Central germano.

Pero el miedo al alza de precios en el caso de la eliminación de las diminutas monedas de hierro y cobre son difíciles de frenar, incluso con la idea de Bruselas de introducir una fórmula de redondeo. Los medios alemanes aunque anuncian el debate comunitario ven como improbable en el corto plazo la eliminación de estas monedas. Queda por ver los resultados de las consultas que continúa realizando el Ejecutivo europeo y las decisiones que tomará al respecto.

El otro extremo, los billetes de 500 euros

Exactamente en el lado contrario de la desaparición de las monedas de cobre se encuentra el planteamiento de suprimir los billetes de quinientos euros con el objeto de obstaculizar el blanqueo de dinero. Y es que incluso hasta al ministro de Economía español, Luis de Guindos, le parece una idea razonable -«Yo nunca he visto uno», ha dicho-. Según los últimos datos, hay 91,7 millones de billetes lilas en circulación en España, el 15% de todos los engloban a los países de la Unión Europea. Pero aunque son imposibles de ver, los billetes de 500 euros protagonizan una de las principales demandas de la izquierda española y otros países de la UE que piden su inmediata abolición de la economía europea como mecanismo para atajar el fraude y el crimen organizado. Según estimaciones públicas, los billetes lila son los de mayor denominación entre las divisas de las 10 principales economías del mundo y el último billete de 500 dólares data del año 1928 -un objeto de coleccionista-, aunque en los bolsillos de los estadounidenses llegaron a encontrarse billetes de hasta 100.000 dólares. El investigador del Bank of America, Athanasios Vamvakidis, ya advirtió al BCE de que no era conveniente para una economía saneada tener billetes de ese calibre en el mercado.

Fuente: ABC

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