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El euro ha perdido un 80% del valor

¿Cuánto valdría hoy el euro si se hubiera definido como una cantidad de oro, como ocurría antiguamente con el dinero? Quien tenga guardado un billete de cien pesetas podrá leer que lleva inscrita la frase: “El Banco de España pagará al portador cien pesetas”. El lector desavisado pensaría “pero si cien pesetas es lo que ya tengo en mi mano; si entrego este billete, ¿me van a dar otro del mismo valor?”. Lo que ocurría, claro, es que esa leyenda es un vestigio del origen de los billetes, que eran notas que valían por una determinada cantidad de un metal. En el caso de España, la peseta equivalía a cuatro reales y se definía como cinco gramos de plata. Luego se convirtió en una moneda fiduciaria más, desligada del patrón de metal.

El euro nació completamente desligado de la plata o del oro. Sólo en una cadena compleja hacia el pasado se puede ligar al euro con algún metal monetario. El primer paso hacia atrás nos lleva a una unidad de cuenta definida como un conjunto de monedas europeas, cada una con un tipo de cambio fijo, basado en las cotizaciones de mercado. Si nos vamos a cada una de esas monedas hacia atrás, rastreando su historia, nos encontraremos con cantidades precisas de oro o de plata.

¿Qué hubiera ocurrido si, después de convertir el euro en una unidad de cuenta, lo hubiéramos definido como una cantidad precisa de oro? Los euros tendrían que tener un sistema de monedas con los contenidos correspondientes de oro, y los billetes se podrían redimir, sin limitaciones, por la cantidad equivalente de oro en monedas. ¿Cómo sería? Hagamos unos cálculos.

El euro comenzó como unidad de cuenta el primero de enero de 1999. El día cuatro de aquél año tenemos la primera cotización del euro en dólares: Cada moneda europea se intercambiaba en el mercado por 1,1789 dólares. Las monedas y billetes entraron en circulación el primero de enero de 2002. El primer día en el que cotizaron dólar y euro ya con las monedas en el mercado fue el día 2. Entonces, el valor de la moneda europea había caído hasta intercambiarse con 0,9038 dólares.

¿Qué valdría el euro si se hubiera definido como una cantidad de oro? Para dar una respuesta, vamos a calcular, en primer lugar, cuánto contenido de oro valdría cada euro. Para eso contamos con dos datos: la cotización del euro en dólares y el valor de la onza troy de oro, también en dólares.

Vamos a partir del día 4 de enero de 1999, que es, como hemos visto, el primero en el que dólar y euro se encuentran en el mercado. Aquél día el euro se intercambiaba por 1,1789 dólares, y la la onza troy por 287,00 dólares. Eso quiere decir que una onza de oro se podría comprar con 243,44 euros. Dado que una onza troy son 31,1034768 gramos, un euro equivaldría ese día a 0,0041077 onzas, o a 0,127766 gramos de oro.

Si se hubiera fijado como punto de partida no el año 1999 sino 2002, entonces veríamos que la onza troy estaba a 278,35 dólares. Pero como el euro cotizaba más bajo, una onza se compraría con 307,98 euros. Un euro equivaldría a 0,032470 onzas, o a 0,100993 gramos de oro.

¿Cuánto valdría ahora el euro? ¿Cómo serían nuestros precios? Al cierre de este artículo la onza cotizaba a 1.688,80 dólares. Tomando como punto de partida la relación entre el oro y el euro de 1999, un euro equivaldría a 6,9372 dólares. Teniendo en cuenta el cambio actual (1,3355), podemos decir que si se hubiera definido el euro como 0,127766 gramos de oro, hoy valdría 5,19 veces más lo que vale actualmente. O, lo que es lo mismo. Desde el 4 de enero de 1999 (en catorce años), el valor del euro en comparación con el oro ha caído un 80,75 por ciento.

Si partimos del valor del oro el 2 de enero de 2002, un euro equivaldría a 6,0672 dólares. Si hubiésemos definido el euro como 0,100993 gramos de oro, hoy valdría 4,54 veces más lo que vale ahora. O, lo que es lo mismo, en estos catorce años ha perdido un 77,99 por ciento de valor.

¿Cómo se vería eso en los precios? Por no hacer dos cálculos, nos quedaremos con la definición de un euro como 0,127766 gramos de oro (enero de 1999). Un Mercedes clase C Coupé, con un precio oficial de 37.801,83 euros, costaría 7.283 euros. Una casa que hoy costase 300.000 euros costaría 57.803 euros, y un café, en lugar de 1,2 euros, costaría 23 céntimos. Claro, que el sueldo medio no serían 22.790 euros, sino 4.391.

Sólo que, claro, en realidad las diferencias de nuestra economía, hoy, de haber tenido una moneda basada en el oro habrían sido enormes. Y eso es lo más importante. En primer lugar, no hubiéramos tenido inflación. Lo que habría ocurrido sería que los precios se mantendrían o, más bien, bajarían de forma consistente. Los sueldos, por su parte, se mantendrían más o menos inalterados, y ganarían en poder adquisitivo a medida que caen los precios. Es lo que nos muestra el ejemplo de Gran Bretaña y de los Estados Unidos durante los años del patrón oro.

Otra diferencia es que no tendríamos Banco Central Europeo, porque no haría falta. El control de la oferta monetaria vendría de la cantidad de oro que absorbiera la economía del euro. Y la capacidad de los clientes de los bancos de redimir sus billetes a la vista pondría un freno a la práctica de emitir más billetes que reservas de oro tienen las entidades. La moneda basada en el oro, con estabilidad o caída prolongada de precios, favorece el ahorro, mientras que las monedas inflacionarias, como las que tenemos, favorecen el consumo. Habríamos ahorrado e invertido más, y seríamos más ricos. Podrían darse ciclos económicos, aunque nunca habrían alcanzado la magnitud de esta gran recesión, dado que el sistema de patrón oro impone unos frenos automáticos, no dependientes de los políticos, al proceso de inflación del crédito. Sería, en definitiva, una vida económica muy diferente.

Fuente: El imparcial

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