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Una tienda que aún cobra en pesetas

Todavía hay quien piensa en pesetas. 30 euros no suena tan caro como 5.000 pesetas, ni comprar chucherías tiene tanto encanto como cuando se acudía al quiosco de la plaza a gastar los 20 duros de la paga.

La moneda española por excelencia desapareció definitivamente a principios de 2002. O eso es lo que creen muchos. Sin embargo, José Losada y su hijo, Fernando, tienen un lema: «Aquí aceptamos el pago en pesetas». El último resquicio de la resistencia pesetera se puede encontrar colgado en la puerta de esta papelería llamada Losada, situada en la calle Alameda 3, en pleno Barrio de las Letras.

Fue Fernando quien tuvo la idea en 2007. Aunque en principio la iniciativa se mantendría solo durante dos meses, al ver éxito, la alargó de manera definitiva. Ahora la ha vuelto a relanzar a través de Twitter aprovechando la ruptura del euro y las habladurías sobre un retorno a la antigua moneda. ¿El objetivo? Llamar la atención de una forma elegante. «Nosotros cogemos el dinero y se lo cambiamos en euros al cliente, y esa cantidad es la que se puede gastar. Cuando hemos acumulado cierta cantidad, vamos al Banco de España a que nos lo cambien en euros a nosotros». Esta intermediación mantiene intacta la magia de una época pasada, de una España cañí más que europea.

Anécdotas de todo tipo

Según cuenta Fernando, a la tienda acuden muchos niños con pesetas que les han dado sus abuelos o gente que se ha encontrado casualmente cinco o diez mil pesetas en un abrigo. Algunos incluso traen billetes que valen más de lo que creen. «Una vez vino un chico con un billete de 1.000 pesetas impreso solo por una cara. Se lo había regalado la novia, ya no estaba con ella y quería deshacerse de él. Pregunté y me dijeron que ese billete estaba valorado en unos 500 euros por el error de impresión. Se lo comenté al chico pero le daba igual, sólo quería unos lápices». Los Losada, como buenos nostálgicos de la «moneda de maricastaña» todavía lo conservan.

Fernando también recuerda a una chica que comenzó a ir a la papelería de forma reiterada: «Creo que era japonesa y siempre venía con pesetas, se compraba algo y a los dos o tres días volvía. Hasta que gastó todo lo que tenía». También los hay, según explica este librero, que se acercan a la tienda con un fajo de billetes de 500 pesetas totalmente nuevos o que vienen con 70.000 pesetas bajo el brazo. «También viene gente de fuera de Madrid que me llama para decirme "Oye, que soy de Málaga y he visto que admitís pesetas"», cuenta Fernando.

Losada, desde 1965

Fue José Losada quien fundó esta papelería en 1965, un hombre que reconoce que es uno de esos que todavía calcula grandes cantidades de dinero en pesetas. «Para mí fue muy duro el cambio. Y no sólo eso. Es que desde entonces, la vida ha subido muchísimo. Me tomo un café y cuesta 1,35, pero a mí la pensión no me la han aumentado», relata.

Eso sí, padre e hijo admiten que lo mejor desde que están con la campaña es que ven billetes y monedas que no habían visto nunca o que añoraban desde hace una década.

Fuente: ABC

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