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Grecia, ¿adiós a la Zona Euro?

Y el tiempo se cumplió, y pronto habrá de decidirse por la sobrevivencia de la Zona Euro con sus 17 países o su ruptura. Si Grecia rechaza las condiciones impuestas en el segundo rescate y se aleja de las metas programadas, que es de esperarse con la banca al borde del colapso y la desbordada tensión social, la salida parece inevitable. Tras ésta pudieran seguir Portugal, Irlanda, España y quizás Italia. Sin duda este suceso acarreará importantes implicaciones económicas, pero también políticas; así como gran volatilidad en los mercados, independientemente, de cuál sea el resultado final.

A pesar de 130 mil millones de euros del segundo rescate a Grecia, un paquete de consolidación fiscal acordado por los líderes europeos el pasado diciembre y más de un billón de euros en préstamos de largo plazo por parte del Banco Central Europeo, ha reaparecido la pesadilla de la inestabilidad. La reciente victoria electoral de Hollande en Francia, refuerza el repudio por las cada vez más impopulares medidas impuestas por los programas de austeridad.

Frente a una posible salida de Grecia de la zona euro y en el contexto de una unión franco-alemana debilitada, sería necesario reducir el riesgo de un contagio en los países ya mencionados. Empero, esta situación se torna difícil, cuando los políticos están desgastados por las promesas hechas de salidas a la crisis, más sencillas, de las que realmente han sido.

Grecia está en un momento muy difícil, su economía se espera se haya contraído en 20% entre 2007 y 2012; está estrangulada por un severa restricción crediticia y falta de liquidez; y con un memorándum para lograr el segundo rescate, que les obliga a mayores impuestos y recortes presupuestarios. Y aun así, si todo marchara bien, su deuda ascendería a 161% del Producto Interno Bruto (PIB), el próximo año. Quienquiera que sea su futuro gobernante, cumplir con los compromisos del pago de su deuda, parecería imposible.

A medida que la salida de Grecia de la eurozona se hace más evidente, sus efectos están siendo corrosivos para otras economías de la región, sobre todo en relación a la confianza. Y aun cuando el Banco Central Europeo, pudiera inyectar más liquidez a la zona, la crisis ya ha vulnerado sistema bancario.

Para el semanario The Economist, además, países como Portugal e Irlanda que ya fueron rescatados, si bien no están en una situación tan extrema como Grecia, sus economías siguen vulnerables y cualquier inestabilidad les afecta. Su deuda, alcanzará entre 118% y 115% del PIB, respectivamente el próximo año; luego ambos necesitan un gran esfuerzo para el logro de una consolidación fiscal, particularmente Irlanda cuyo déficit fiscal primario (antes del pago de intereses) fue cercano a 7% del PIB el año pasado.

Irlanda, sin embargo, tiene una mejor perspectiva de recuperación alentada por sus exportaciones, que le hará crecer este año, aunque modestamente (0.5%); además de tener una plataforma productiva más sólida que Portugal y Grecia. Este país ha albergado varias empresas globales de tecnología de la información y farmacéuticas, debido a mano de obra calificada y menores impuestos a corporativos, que le han permitido crear empleos, sobretodo en Dublín y en la costa de Galway.

Portugal y Grecia no se habrán recuperado de la recesión ni este año ni el siguiente. Las caídas estimadas para el primero son de 3.3% y 1.5%, respectivamente para 2012 y 2013; mientras que para el segundo la situación es peor. Las retracciones esperadas en esta economía, para igual periodo son de 7% y 5%, respectivamente.

Además su récord exportador está mermado por la falta de financiamiento. Portugal, de esta manera, evidenciará un déficit de Cuenta Corriente arriba de 4% del PIB este año y más de 7% en el caso de Grecia.

En ambos países la productividad ha caído, y permanecer en la zona euro supone recuperarla. Ambas naciones ha mantenido muy inflexibles sus mercados laborales, en contrapelo a la creación de nuevos puestos y a una mayor competitividad de productos y servicios. Los cambios son necesarios, y a pesar de algunos esfuerzos, la cerrazón política, sobretodo en Grecia, no ha permitido mayores avances.

El país helénico se ubica en una espiral viciosa entre incertidumbre política y contracción. Los analistas del Economist, apuntan que los temores para cumplir la metas de austeridad impuestas por sus acreedores, han ahuyentado a inversionistas y retraído al consumo, exacerbando el problema económico y orillando al electorado hacia un gobierno no simpatizante con la permanencia en la zona euro.

La élite europea, liderada por Alemania, hará lo imposible por mantener a Irlanda y Portugal, pero una salida estrepitosa de Grecia, haría su permanencia difícil. Y aunque Grecia encontrara una solución para no salir, la posición de ambas naciones citadas es débil, ya que restablecer su acceso a fondos financieros en 2013, es menos que segura, y éste es un supuesto básico para su recuperación.

Sobre el futuro de Grecia, ambas avenidas no son sencillas, dejar la zona euro les permitiría de manera menos costosa aligerar su deuda y restaurar su competitividad, aunque marginada de la unión con todas las implicaciones que eso conllevara. Para el resto de la región, significaría disminuir el riesgo de contagio, pero como ha aseverado el Premio Nobel de Economía, Joseph Stigliz, su retención no puede ser a cualquier precio. Para él, tal vez, lo más sensato es circunscribir la zona euro a los países más aptos y disciplinados, recapitular sobre los errores y corregirlos, y restaurar la unión con naciones más fortalecidas.

* La autora es coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios y directora del Instituto de Desarrollo Empresarial en la Universidad Anáhuac.

Fuente: El Universal


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