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España y el fantasma de la peseta

El ojo de la tormenta de la eurozona ha llegado implacablemente a territorio español. ¿Pero podría un país europeo tan importante siquiera considerar dejar el euro?

España se está sintiendo frágil.

Un rumor de que Bankia -el banco que el gobierno español intervino recientemente- estaba perdiendo depositantes, fue suficiente para que bajaran sus acciones esta semana, antes de recuperarse el viernes.

Entonces llegó la noticia de que Moody's -la agencia crediticia- estaba rebajando la calificación de varios bancos españoles.

En Madrid volvió a brillar el sol y los elegantes cafés siguieron encantando a los turistas. No hubo gases lacrimógenos, como en Grecia, ni lamentos ni rechinar de dientes.

En realidad tampoco hubo ningún asedio a ningún banco. Pero todavía encontramos esa sensación de fragilidad, de que España puede lidiar con sus dificultades actuales, pero no con nuevas. Ya es suficiente.

Las nuevas dificultades se asoman principalmente debido al caso de Grecia.

Si Grecia fuera a dejar el euro, no cabe duda de que los mercados de bonos centrarían su atención en España y pondrían a prueba la fortaleza del llamado "cortafuegos" con el que la Unión Europea sostiene haber cubierto a las naciones que desean permanecer en la moneda común.

Cortafuegos o extinguidor

La verdad es que, el cortafuegos actual parece más un extinguidor, con todas sus características: Se debe usar correctamente, puede haber errores, y se puede acabar antes que el incendio.

Pablo Triana, de la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas.

De modo que el riesgo es que el día después de que Grecia se vaya, las tasas de interés exigidas por cualquiera que preste dinero a España serán inaceptablemente altas.

Y muchos individuos y negocios españoles podrían pensar que es sabio visitar sus bancos y sacar sus euros o enviarlos al exterior.

¿Qué podríamos hacer en esas circunstancias?

Sentado en una acogedora plaza cerca del edificio del parlamento de España, con vista a un par de bancos tranquilos (sin colas, de hecho sin gente) pedí a Pablo Triana, de la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas, que imaginara el día siguiente a una partida de Grecia del euro.

Él acepta que en este momento no hay asedio a los bancos. Pero si Grecia se fuera, eso podría cambiar. Ciertamente sería racional que los españoles se preocuparan.

Triana afirma que el problema que eso podría causar, el trastorno social y la ira, sería difícil para España pero también para Europa.

Él formula esta interesante pregunta: "¿Llegará España al escenario en que el país no quiera quedarse en el euro?".

Ese es el punto. Nadie espera que una economía tan grande y central a la economía de Europa sea forzada fuera de la moneda única.

Pero si los costos de quedarse también fueran demasiado grandes, entonces los españoles mismos podrían tomar la decisión de ir por su cuenta.

Gayle Allard, profesora de economía en el Instituto de Empresa, dice que el impacto psicológico sería devastador.

El pueblo español, afirma, nunca antes dudó del euro. "Jamás hubo un cuestionamiento de que esto fuera bueno para España y de que fuera algo permanente para España".

Si eso fuera a cambiar, todo cambiaría.

Resentimiento español

No solo en el mundo de la economía, sino a un nivel político e incluso cultural más profundo, España se resentiría del dolor por el que ha pasado y la desilusión definitiva del fracaso del proyecto.

Así que, Alemania, ese es el mensaje de España.

Como dice Christina Manzano, del centro de investigación Fride, debería haber una "señal clara" de Berlín de que España va a ser defendida de los mercados de bonos a cualquier costo.

De lo que Manzano está hablando es de una mezcla de medidas económicas -incluidas una relajación de la austeridad y una voluntad de permitir al Banco Central Europeo de ejercer los poderes que sean necesarios para garantizar a los bancos con cantidades indefinidas de dinero en efectivo- junto con un compromiso político más sutil pero igualmente importante.

Para ponerlo más simple: "un compromiso con Europa".

Desde España el mensaje es claro y urgente: canciller Merkel, es su turno.

Fuente: BBC


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