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Grecia dará en quiebra este Jueves si no hay acuerdo con sus acreedores

El próximo jueves el Gobierno griego deberá llegar a un acuerdo con los acreedores privados y desactivar así una quiebra desordenada que podría resultar catastrófica y que podría forzar el rescate de España e Italia. ¿Qué pasará si hay acuerdo con todos los acreedores? ¿Y si sólo lo hay con una parte de ellos?

Los acreedores privados poseen cerca de 206.000 millones de euros de los casi 350.000 millones de deuda pública griega total. El pasado 21 de febrero se llegó a un acuerdo sobre la reestructuración de la deuda en manos privadas y lanzar así el PSI (Private Sector Involvement). Pero queda en el aire la firma definitiva de estos varios acreedores díscolos, particularmente hedge-funds.

El acuerdo de febrero permitió activar el primer tramo del nuevo rescate de 130.000 millones de euros, una vez comprobado que el Gobierno de Atenas seguía el procedimiento de ajustes exigidos por la UE. Este primer tramo consiste en 30.000 millones de euros que irían, no directamente a Grecia, sino a compensar a los acreedores privados que participen en el canje voluntario.

El problema reside en que este canje está todavía por cerrarse. Tras las condiciones alcanzadas, el PSI se lanzaría por un nominal de 53.5%. Los acreedores privados verían reducir su nominal de deuda en 107.000 millones de euros.A cambio recibirán títulos de deuda nueva a 30 años, por el que recibirán un tipo medio del 3,65% (cupón del 2% entre 2012 y 2015; del 3% hasta 2020; y del 4% hasta 2042).

La aceptación de estas condiciones supondría una pérdida del valor real en las carteras de deuda griega de entre el 73% y el 74%. La mayor parte de los grandes acreedores –en torno al 90% según el Gobierno heleno-, que incluyen bancos, aseguradoras y fondos de inversión, han expresado su adhesión al canje.

Sin embargo, Grecia pretende comprometer a todos los acreedores. El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, advirtió ayer de que “Grecia no dudará en activar las cláusulas que fuerzan a asumir pérdidas a los acreedores”.

El acuerdo con el sector privado supondría las pérdidas para los acreedores ya anunciadas. A Grecia le debería permitir comprar tiempo para implementar las reformas exigidas por Bruselas y regresar al crecimiento. Estas reformas deberían reducir la deuda al 120% del PIB para 2020.

Pero el Estado griego debería afrontar los pagos íntegros a los acreedores que no se hubiesen sumado al acuerdo. Hasta ahora, Grecia ha cubierto todos sus vencimientos: no hacerlo supondría hacer oficial el default y desencadenar así una quiebra desordenada.

Con este riesgo están jugando este 10% de acreedores renuentes a sumarse al acuerdo, la mayor parte hedge-funds que han tomado posiciones en la deuda griega en los últimos meses. Los fondos que poseen el bono que vence el 20 de marzo recibirían todo el valor nominal de dicho bono al no adherirse al acuerdo.

De ahí la amenaza de Venizelos en obligar al conjunto de acreedores a sumarse al acuerdo mediante las cláusulas de acción colectiva (CAC). El Gobierno griego tiene la potestad para forzar a todos los acreedores, aunque podría existir una determinada cantidad de bonos griegos emitidos bajo la jurisdicción británica en manos de hedge-funds, según una información de Reuters, que no se verían obligados por el CAC.

La aplicación del CAC se traduciría en el reconocimiento de la quiebra y la activación de los CDS, seguros de impago de la deuda, también adquiridos por estos hedge-funds en muchos casos. Una situación que sería catastrófica y podría producir un efecto contagio, según reconocía hoy el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que representa al grueso de acreedores privados.

El problema para Grecia es circular: aunque el acuerdo saldría adelante con una aceptación del 75%, renunciar al CAC y atender los pagos a los acreedores que no se sumen al acuerdo podría presionen aún más las finanzas del país y desencadenar finalmente esta quiebra desordenada.

Esta situación provocaría daños cercanos al billón de euros y podría forzar el rescate de España e Italia para evitar el contagio, según cálculos del citado IIF. Esta ayuda está cifrada en unos 350.000 millones de euros, además de otros 160.000 millones que precisaría la banca de estos países en su recapitalización.

Este default también supondría pérdidas estimables para el BCE, el mayor acreedor del país (y que no está involucrado en el acuerdo de canje), con una posición estimada de alrededor de 177.000 millones. Como daño indirecto de la quiebra desordenada, el BCE ya no podría aceptar deuda griega como colateral para respaldar operaciones.

Fuente: Invertia


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