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El auge en el uso de monedas empuja a revisar su producción y logística

Un auge inusual en las monedas de pequeña denominación ha animado al Banco de España a encargar un estudio para tomar el pulso a toda la cadena donde se mueve la divisa, desde su acuñación a la puesta de los euros en manos del ciudadano y sus hábitos de uso, para optimizar el proceso (ver si se requiere ajustar la producción, el almacenaje, etc).

El organismo revisa desde siempre y de forma periódica el circuito, como responsable que es de fijar el cupo de monedas a producir por la Fábrica de Moneda y Timbre -desde que entró el euro, previa autorización, eso sí, del BCE-.

La sensación de que su utilización ha crecido en los últimos uno o dos años le empuja ahora a realizar un estudio minucioso por una consultora externa. El trabajo sacado a concurso, con un presupuesto de 323.000 euros -390.830 con IVA- es para analizar todas las fases: desde su puesta en circulación por parte del Banco de España hasta el uso final del consumidor, pasando entremedias por todo el recorrido con los distintos agentes, sean bancos, empresas de transporte de fondos, almacenamiento, manipulación y empaquetado o máquinas automáticas, tales como recreativos, equipos de vending o autopistas.

Ajuste al uso real

La sospecha del auge, que deberá corroborar o no el informe, es precisamente la renovación de máquinas expendedoras, de juego y otras igualmente automáticas que admiten denominaciones pequeñas frente a las primeras instaladas cuando divisa europea sustituyó a la peseta, que requerían monedas de 1 y 2 euros, siendo el facial más pequeño de 20 ó 50 céntimos. Hoy es habitual que acepten 10 y 5 céntimos, e, incluso, 1 y 2 céntimos.

El parque de monedas se ha ido ajustando desde entonces al uso real. El valor de las piezas en circulación ha crecido desde los 1.683 millones de euros del 1 de enero de 2002, cuando empezó a circular en sustitución a la peseta, hasta 4.081 millones, es decir, se ha duplicado.

En censo de unidades, se ha pasado de tener 223,65 millones de monedas de dos euros a 504,60 millones en la calle; de 429,75 a 1.861,14 millones en las de un euro. La de 50 céntimos es la única que ha reducido el número de piezas: de 919,20 a 753,85 millones; mientras que las 20 céntimos se ampliaron de 881,85 a 1.417,73 millones y las de 10 céntimos de 931,53 a 2.489,61 millones.

El Banco de España ha tenido que aumentar de manera muy significativa la fabricación de aquellas de menor denominación, pese a que en su lanzamiento se preveía un uso residual dado el escaso valor: así las unidades de 5 céntimos emitidas han aumentado desde 918,52 a 3.524,24 millones; en las de dos céntimos escalan de 1.212,14 a 3.520,20 millones y de 909,90 a 5.461,80 millones en las de solo un céntimo.

La consultora que se adjudique el contrato dispondrá de cuatro meses para analizar todos los eslabones de la cadena, diagnosticar la evolución de la demanda por parte de todos los agentes y proponer medidas viables que faciliten la recirculación de las monedas. El estudio, en el que trabajará coordinadamente con el Banco de España, contempla igualmente evaluar los coste de la estrategia y establecer calendarios de trabajo e implantación.

Fuente: El economista.


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