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El Euro de Felipe VI

El EuroFelipeVI espera un real decreto ministerial. Es uno de los cambios, tras la abdicación de don Juan Carlos, que más notaremos en nuestras alforjas. Una nueva moneda con el rostro del heredero aún no coronado. Esta orden burocrática determinará cuando se empezará a preparar la tercera emisión del euro para España. Todo indica que se acuñarán en los primeros meses de 2015 [aunque si los trámites lo permiten es factible comenzar a producirlas este 2014]. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre -adscrita al Ministerio de Hacienda- está preparada para emitir piezas con rapidez. Su maquinaria puede producir 750 por minuto.

Hay otras preguntas por responder. ¿Cuántas monedas con la efigie de Felipe de Borbón destinadas al uso común de los ciudadanos han existido? Una sola y, además, acompañado de su padre, la de 200 pesetas. Y un billete, el de 10.000 pesetas. Ninguno actualmente en circulación. ¿Es la primera vez que aparecerá el rostro en solitario del futuro monarca? No, van tres, dos emisiones fabricadas de oro y una de plata, todas de colección. ¿La primera vez que se acuñó? En 1990. Fernando Seco de Arce, documentalista y conservador de la Real Casa de la Moneda, trae un original a petición de Crónica. Una pieza, tras el anuncio del lunes, histórica.

¿Cómo será el nuevo euro de Felipe?La tendencia en Europa es que las más recientes monedas de países monárquicos sean con el rostro del rey de perfil y miren hacia el lado derecho. Como las monedas de Bélgica [Alberto II abdicó, en 2013, en favor de su hijo, las antiguas miraban a la izquierda], que han salido en circulación en este 2014. Holanda celebró una coronación casi al mismo tiempo. Y Guillermo Alejandro de los Países Bajos ha optado por esa misma orientación para sus monedas, a disposición desde este año. Por el XXV aniversario de los premios Príncipe de Asturias se acuñó una de perfil, en 2005, pero mirando a la izquierda, en oro y plata, con valor nominal de 10 y 200 euros, pero no destinados a circulación. ¿Inspirará a los diseñadores?

En su primera moneda en solitario Felipe es un veinteañero. La pieza sostenida en mano es pequeñísima, apenas más grande que una de dos céntimos de euro. No llega a 3,5 gramos ni a dos centímetros de diámetro. Hecha en oro 24 kilates -999 milésimas de pureza-, tiene su valor nominal en alto relieve: 10.000 pesetas [60 euros]. Su valor al público era de entre 16.000 y 19.000 pesetas [96 euros y 114], dependiendo de su calidad: Flor de Cuño (FDC) o Prueba (Proof). Se emitió inicialmente en 1990. La que puede tocar Crónica es la primera emitida según el BOE, en septiembre de ese año. En el reverso tiene un jugador de hockey sobre hierba.

Su valor en casas de numismática antes de esta semana era de 152 euros, según tarifas oficiales, pero no se encuentra ya. El baremo más certero para descubrir su precio real es el de la edición de 1992, con dos años menos de antigüedad, que se puede encontrar por 361 en distribuidores oficiales [como Lamas Bolaño o Filabo]. Acuñadas entre 1990 y 1992, más de 145.000, están agotadas. «Eso significa que el precio lo determina ya el mercado, lo que uno esté dispuesto a pagar», dice un experto que no da su nombre. Considera que el anuncio del cambio de jefe de Estado revalorizará las piezas. «Es el momento de especular... Perdón, de esperar. Estimo que ya han subido un 10%».

Otro matiz. «Tiene que diferenciar las monedas de colección, oficiales pero de colección, de las que están destinadas a circular», aclara con énfasis Isabel Encinas Bodega, una de las mayores autoridades europeas en la materia. Conservadora y documentalista del Museo de la Real Casa de la Moneda, hace una distinción importante. Las monedas destinadas a circulación son aquellas que utilizamos en nuestras transacciones cotidianas: comprar el pan, pagar el metro... Las otras están principalmente destinadas a los aficionados a la numismática.

Sin embargo, había unas monedas especiales de euro, de colección, que equivalían a 2.000 pesetas y que estaban entre uno y otro bando. Son monedas de plata, cuyo valor nominal con el paso al euro se puso en 12 euros. Éstas eran aceptadas en cualquier comercio [aunque valían más por el metal precioso]. Hasta que se les puso un límite para no causar distorsión en el ámbito europeo. «Desde enero de 2004, se denominan monedas de colección en euros aquellas que no están destinadas a la circulación, acuñadas normalmente en metales preciosos, con un valor nominal y diseño diferente...», señala la normativa del Banco de España. ¿Las primeras monedas afectadas? Las «monedas de colección de 12 euros que conmemoran el enlace del Príncipe de Asturias», cuya puesta en circulación se acuerda el 4 de marzo de 2004. Éstas habrían sido las primeras piezas con la cara de los futuros reyes de España con las que se hubiera podido pagar sin problema. ¿Qué ocurrió realmente?

Se emitieron cuatro millones de estas monedas de 18 gr de peso y un diámetro de 33 mm, récord en su momento para esta clase de piezas [sólo alcanzado a posteriori por ediciones en homenaje al Quijote, a Colón y al 50 aniversario del tratado de Roma]. El valor de venta al público era de 18 euros con una carterita especial. Hoy cuesta 55, un aumento del precio influido por la revalorización mundial de la plata. Cabe señalar que muchos comerciantes, desconociendo la nueva ley con respecto a estas monedas, las aceptaban de buena gana. Incluso cuando Crónica estuvo con los expertos de la Casa de la Moneda, tuvieron que buscar el BOE que declaraba que estas monedas eran las primeras que no estaban obligadas a aceptarse. Se emitieron junto a otras, una de oro y otra más de plata, de valor nominal de 200 y 10 euros respectivamente. Ambas están agotadas. La primera salió a la venta por 375 euros y la segunda por 36. Hoy se pueden conseguir ambas monedas juntas por no menos de 935 euros, en una edición especial limitada con estuche de lujo. Por separado, al mejor postor, la primera supera ya los 850. La otra, los 60.

Recorriendo la exposición por los 50 años de la inauguración oficial del edificio sede de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre encontramos el único billete donde aparece el rostro de Felipe. Se fecha el 24 de septiembre de 1985, con grabado de Antonio Sánchez Gutiérrez con el monasterio de El Escorial de fondo. Es el primero con valor de10.000 pesetas [60 euros].

Algunas piezas, especialmente los números iniciales, se venden a no menos de 1.100 euros, como un billete que tiene en su poder Numismática Bilbao, que agrega que su precio en catálogo llega a los 2.000 euros. Uno normal, bien conservado, se vende por no menos de 150. Se dejó de imprimir en 1992. El columnista de La Otra Crónica e histórico de este suplemento, Jaime Peñafiel, recuerda una deliciosa anécdota:«Doña Sofía cuando supo que Felipe ya no iba a seguir, se acercó a la oficina del director de la Real Casa de la Moneda y argumentó como madre más que como reina:"Con lo guapo que es por qué lo quitan". No lo consiguió».

El creador de monedas.

Hay un gran damnificado con el cambio de las monedas de uno y dos euros de don Juan Carlos. Será el fin del diseño del genial Luis José Díaz Salas [inventor y además creador de una de las medidas de seguridad del euro]. Él verá cómo su obra, que modeló en 1998, con sólo 31 años, cambiará definitivamente. El rostro del rey con el rostro medio girado mirando a la izquierda. Hay una alegría. Su pareja Begoña Castellanos, con la que tiene dos hijos, diseñó la cara de Cervantes para las monedas de 10, 20 y 50 céntimos y éstas, todo indica, permanecerán inalterables o con leves retoques.

El morbo está en saber si una de las dos piezas -la de uno o dos euros- tendrá el rostro de Letizia como en el pasado existieron con la cara de don Juan Carlos y doña Sofía en las monedas de 500 pesetas. En el euro actual, por cierto, está el precedente de Mónaco. En 2011 sacó una conmemorativa de dos euros, con el rostro del príncipe Alberto y Charlene Wittstock.

Para ver cómo los costeles -círculos de metal- se convierten en monedas con el rostro de Felipe VI quedan aún procedimientos varios... Primero la burocracia. Después el proceso físico. Se utilizan dos costeles para las monedas de uno y dos euros. Tres golpes de troqueladora y voilà. Convivirán al menos una década rostros de padre e hijo. Como en el caso de la muerte de Franco, tardarán en desaparecer las monedas del rey que ha decidido partir. Cual recuerdos grabados en níquel-latón.

Fuente: El Mundo.


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